hay un éxtasis en la costa solitaria,
hay compañía, allí donde nadie se hace presente,
al lado del mar profundo, y música en su rugido:
No amo menos al hombre, sino más a la Naturaleza,
a partir de nuestros encuentros, a los que asisto sigiloso,
a partir de todo lo que puedo ser, o que he sido antes,
para fundirme con el Universo y sentir
lo que nunca puedo expresar aunque me sea imposible ocultar.